Mira el agua, de su sal.
Cala el asombro, para volver
a las semillas.
Remueve los elementos.
Renueva los votos, pintando
las impresiones y los eslabones
de y a cada momento
en los días que crecen dentro.
Boga sin surcos,
en la ingravidez
de la vacuidad,
en la gravidez
de sus líquidos.
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