Ya no piensa en la horas
de mentes opuestas
ni en los días socavados
por círculos y aguijones.
Tanta cantidad de tiempo,
fútil pesadez,
ocupando un interior sagrado.
Tregua con las corrientes aleatorias.
Discursos discontinuos
transmutan a conciencias en oración.
Del otro lado del sin luz
una silueta levanta los brazos,
no se mira al espejo,
y peina hacia un costado
el pasado.
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